domingo, 13 de marzo de 2011

¿Defenderá Alguien, Llegado el Caso, la Obra de Teodoro González de León?


¿Defenderá Alguien, Llegado el Caso, la Obra de Teodoro González de León?
Por Salvador De Maria y Campos Q.

Pese a la intrépida maniobra del Instituto Nacional de Bellas Artes, entonces dirigido por Teresa Franco, quien con la facultad que le confiere la Ley Federal de Zonas y Monumentos Arqueológicos Artísticos e Históricos, promulgó una declaratoria emergente de monumento artístico sobre el edificio que constituía quizá una de las más sólidas muestras de la arquitectura funcionalista mexicana; hoy, del edificio del antiguo Súper Servicio Lomas, -obra del Arq. Vladimir Kaspé-, no queda más que un maltrecho pedazo de la fachada que otrora se apegaba a las dinámicas formas del stream-line.

En el retazo de fachada que aún queda, se ha instalado un panel que dice : Pedregal 24, Edificio a Conservar y Restaurar y muestra una foto con la fachada original del edificio –ahora modificada en sus materiales-: se trata de la gran superficie acristalada que era la sala de exhibición de la antigua agencia Chevrolet Lomas (sin contar la fabulosa rampa helicoidal que lo hiciera tan distintivo). Pero el panel resulta ser tan mañoso como burdo: Pese a que en él se lee : “Edificio a Conservar y Restaurar”, el pedazo de fachada en el que se ha instalado el mismo panel no equivale siquiera a un 10% de la superficie del inmueble que se piensa “conservar y restaurar”. Ciertamente no fue esa la autorización que dio la Dirección de Arquitectura del Instituto Nacional de Bellas Artes que, normalmente se pronuncia en contra de las copias o de los manierismos. Sin embargo, los desarrolladores no conformes con haber ganado la batalla legal contra aquel Instituto -lo que les dio paso libre para desaparecer uno de los más representativos ejemplares de la arquitectura funcionalista mexicana- y haber llegado a una negociación para preservar solamente una parte del inmueble, ni siquiera respetaron tal acuerdo. Del inmueble no queda más que una pared como testimonio ridículo de que los desarrolladores “han cumplido su palabra”; es decir, solamente para cumplir con el expediente. Cuando en el mismo emplazamiento se alce el nuevo edificio, sépase que aquel “edificio conservado y restaurado” no se tratará de la obra original del Arq. Vladimir Kaspé, sino de una burda reproducción del antiguo inmueble, como esas reproducciones de las grandes obras pictóricas que, afuera del museo de la antigua Estación de Trenes de Orsay en París,  apostados en sus caballetes a la orilla del Río Sena, hacen los copistas.

Fue en 1947 que el empresario, Alfredo Porraz (padre) comisionó al recién llegado ruso, Vladimir Kaspé, la construcción del inmueble que albergaría la agencia automotriz –entonces de la marca Chrysler- y el taller de servicio pero, fue el mismo Kaspé quien sugirió al propietario desarrollar el vanguardista proyecto del primer edificio multifuncional que albergaría además de los usos anteriores, el de vivienda y salón de eventos y tienda departamental. De inmediato el inmueble se volvió referente obligado de la arquitectura del modernismo mexicano, no sólo por el orden, el aspecto impecable, los trazos claros y limpios, la funcionalidad de los espacios y la indiscutible calidad en la construcción que Kaspé imprimía a sus obras sino porque el mismo inmueble, en su conceptualización, resultaba ser un espacio sin paradigma. En el mismo edificio se instaló un almacén de enseres domésticos, viviendas y el mítico salón Ciro’s que se hizo famoso ya que noche a noche presentaba su show danzante con la banda de Everet Hogland quien era uno de los mejores y más afamados directores que entonces conociera América. Dicho sea de paso, el mismo Everet Hogland vivió en el apartamento número uno del mismo edificio proyectado por Kaspé. 

Pareciera que el edificio del Super Servicio Lomas, obra de Kaspé, -cual manzana de la discordia- siempre hubiera despertado un peculiar interés. Ya de por sí, hace tiempo, lejos de procurar su restauración, se encomendó una remodelación (lifting, se diría ahora) al Arq. Diego Matthai pero, bastó con que los propietarios manifestaran su deseo de vender el inmueble y su predio para que los desarrolladores vieran en aquél –entre otras cosas, debido a su emplazamiento- un negocio apetitoso. El primer intento de desarrollar sobre las ruinas de la obra de Kaspé,  una torre de oficinas a la que se le llamó Torre Bicentenario que muy poco tendría que ver con el 200 aniversario de independencia de la corona española que entonces celebraba nuestro país pues el proyecto –lejos de ser comisionado a un arquitecto mexicano- sería desarrollado por el holandés Rehm Koolhas, ganador del Premio Pritzker de Arquitectura y del premio Mies van der Rohe, -entre otros- y más aún, porque paradójicamente, el proyecto le era encomendado por un importante grupo corporativo español. El proyecto de Koolhas fue sujeto al escrutinio de la opinión pública y particularmente al de los vecinos de Las Lomas de Chapultepec quienes impidieron a toda costa la masiva construcción que desde su planteamiento se apropiaba un buen número de hectáreas de la reserva ecológica del Bosque de Chapultepec para destinarlo a área de estacionamiento así como por la lucha que dio el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura al declarar al inmueble, de forma emergente, como Monumento Artístico.

Quizás ni Grupo Hispamex ni Rehm Koolhas supieran quién fué Vladimir Kaspé, aquél ruso que invitado por el visionario Mario Pani Darqui llegó a México en la década de los años cuarenta, se nacionalizó mexicano y además de proyectar un sinnúmero de edificios de indiscutible factura se dedicó a la docencia tanto en la máxima casa de estudios de México, la UNAM, como en la Universidad de LaSalle la que fue su última casa. Quizás desconocían que en el Campus Condesa de la Universidad de LaSalle se erigió un edificio en honor del arquitecto y que lleva por nombre Centro Cultural Vladimir Kaspé. Quizás no supieran tampoco que el mismo Kaspé desarrollo el edificio de la Facultad de Economía de la misma Ciudad Universitaria, -hoy declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO-. Acaso no sabían que Kaspé desarrolló el edificio de los Laboratorios Rousell, el Liceo Franco Mexicano o el Parque Arturo Mundet, entre otros. Seguramente ignoraban que Kaspé se graduó de la École de Beaux Arts de París y que conoció a Charles-Édouard Jeanneret, mejor conocido como “Le Corbusier” de cuyas ideas de avanzada seguramente se inspiró para desarrollar el complejo del Super Servicio Lomas. Quizás no supieran que Kaspé recibió del Gobierno Francés la distinción Las Palmas de Oro en 1957 por sus méritos en el quehacer de la arquitectura moderna y que en sus tiempos libres, Kaspé se entregaba al piano de manera casi profesional.

Perdida la batalla de la Torre Bicentenario –trasnochada paráfrasis de una pirámide azteca- HISPAMEX no cejó en su esfuerzo y en su segundo intento, comisionó al laureado Arquitecto mexicano Teodoro González de León, para proyectar la obra de un inmueble de menor escala sobre las ruinas de la obra de Kaspé. ¿Antropofagia o arquitectofagia?

Pero Teodoro González de León sí sabe quién fue Vladimir Kaspé. 


Como la obra de Kaspé, la de González de León es también de calidad indiscutible por lo que resultaría ocioso entrar en una discusión acerca de cuál de las obras de los dos arquitectos es mejor. La obra arquitectónica debe de juzgarse y apreciarse, ante todo, en su contexto histórico y luego como aportación a la evolución de esa disciplina y la corriente en la que se inscribe, su grado de innovación y su calidad. La obra de Kaspé cumplía con todos los parámetros de manera sobrada. Lo que aquí resulta imperdonable es la falta de respeto y la poca importancia que se le da al patrimonio arquitectónico de esta ciudad. Teodoro González de León ha desarrollado obras importantísimas que, desde ya, constituyen una aportación indiscutible y son referente de la arquitectura mexicana. Los ejemplos son incontables. La pregunta que se antoja es : ¿Porqué el arquitecto Teodoro González de León accede a desarrollar una obra sobre las ruinas de una de las más representativas obras de su colega y casi contemporáneo, Vladimir Kaspé? ¿Porqué habiendo tanta tierra en otros entornos donde resulta más propicio –Santa Fé, por citar algún ejemplo- el inversionista elige esta ubicación de la estrecha y conflictiva calle de Pedregal Num. 24?

Así como los españoles sepultaron debajo de las iglesias, conventos y palacios coloniales a la vieja ciudad de Tenochtitlán; así como Díaz afrancesó y “modernizó” los magníficos palacios virreinales; así como el triunfo de la Revolución Democrática arrasó con la arquitectura ecléctica, mejor conocida como porfiriana... así los intereses mercantilistas de unos cuantos inversionistas y especuladores, siguen –hoy en día- acabando con el patrimonio arquitectónico de nuestra ciudad y sepultando nuestra historia. Seguramente en cincuenta años más, algún edificio que hubiera proyectado el Arq. González de León -pese a sus méritos arquitectónicos y artísticos- será demolido,  por otro inversionista que anteponga sus intereses económicos por sobre del patrimonio y la historia de la cultura mexicana.


Agradezco la colaboración de la Sra. Raquel Higareda.


4 comentarios:

  1. El titulo del articulo es una cita provocativa que con seguridad ronda en la mente del arquitecto Gonzalez de Leon. Es probable que pueda responder con la misma aseveracion que hizo con relaciona al Super Servicio Lomas "la ciudad es un ente vivo y se renueva constantemente, hay edificios que mueren para que se erijan nuevas estructuras que respondan mejor a las necesidades de hoy" -necesidades economicas, de utilidad, de expresion estetica, o lo que sea-, lo cual me parece una postura en escencia razonable, aunque considero que la cultura estetica se conserva en mucho en los edificios y las obras artisticas del ayer, y por lo tanto no todo lo viejo debe eliminarse para dar paso a lo nuevo, ni todo lo nuevo es un reemplazo del mismo valor cultural y artistico de lo viejo que destruyo.
    Lo que estoy seguro que jamas toleraria Teodoro, es que se demuela una de sus obras para reconstruirse como escenografia teatral, para presumir un pseudo "rescate" arqueologico de su obra. Y eso es precisamente lo que esta proponiendo con la obra de Kaspe.

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  2. El Super Servicio Lomas ha muerto. Yo recuerdo haberlo visto cuando no me daba cuenta de lo que veía, como a tantas otras cosas y gentes. Descanse en paz.

    El otro día me encontré una casa de Kaspé en la colonia Nápoles, principios de los 40. Dakota y Nueva Jersey. Una joya. Que alguien la compre y la cuide para siempre.

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  3. Creo que no se vale -de paso- recibir una cachetada "dudosa" de los escritores a mi intervención en el inmueble, que se trató con todo respeto, en su momento, con la gran amistad que -además- me unió con el Arq. Vladimir Kaspé.
    Es muy fácil poner adjetivos como éste sin enterarse a fondo de la estética de la arquitectura mencionada......

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  4. Hola, felicidades por su trabajo, en la col. Santa María la Ribera varios vecinos nos hemos organizado para defender y rescatar el valor arquitectónico de nuestra colonia. Seguramente en un futuro próximo estaremos trabajando junto con ustedes en defender el patrimonio de nuestra ciudad.

    Fernando

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